martes, 23 de septiembre de 2008

Y ese día supe que había salvado al mundo de la radiación...

Recuerdo que me desperté y lo primero que vi fue el cielo. Me senté, y aún desconcertado, me di cuenta de que estaba en la plaza del vagón. Seguramente era un sábado o un domingo, deducción a la que llegué luego de recorrer mi boca con la lengua y encontrar, además de mucho gusto a fernet, un par de plumitas verdes de vaya uno a saber que lorito me habría comido la noche anterior. No sabía muy bien que hora era, pero estaba anocheciendo. Miré hacia mi izquierda y un par de menores estaban correteando y divirtiéndose. Miré a mi derecha y estaba ella, una rubia con cara de falta de caramelos en el tarro que me dijo: -"¿vos la tenés parada?". Es todo lo que recuerdo de ese momento. cuando volví a abrir los ojos me encontraba en la mesa de mi casa. El Ale y Lisa me miraban preocupados. Era de día. El ale gesticulaba un "no" con la cabeza mientras que lisa me decía: -"y bueno facu, finalmente ha ocurrido, perdiste la cabeza". Por un momento pensé en darle la razón, pero una fuerte sensación en mi pecho me decía que había hecho o estaba por hacer algo muy importante por la humanidad. Sin decir nada, me limpie los fideos de la cara y me encaminé hacia mi cuarto para llamar a alguien que me ayude a reconstruir la noche anterior. Abrí las puerta de mi cuarto y la ví: una rubia bastante equivocada estaba durmiendo en mi cama. El cagaso que me pegué solo puede ser comparable con el que se pegó la Samy que venía atrás mío cuando la pisé. Me froté los ojos y la rubia desapareció. Ya me estaba empezando a preocupar. Llamé a Porra y me dijeron que había sacado a pagar un ventilador de techo. Probé en lo de Capo pero Marlon Brando se había apoderado de su cuerpo. Solo me quedaba Monty, pero seguramente se encontraba en las Islas Galápagos. Decidí salir a dar una vuelta y tomar aire para aclarar mis ideas. Al salir de mi casa noté algo extraño en mi forma de caminar: la tenía bastante parada y además tenía un rolinga entre mis piernas. Le resté importancia. Cuando estoy por llegar a la esquina veo una nenita... vestidito blanco, rubiecita y como si fuera poco, lloranda. Me acerqué y le pregunté que le pasaba y sin decir nada me mostró un diario. "Una extraña ola de radiación se está expandiendo por toda la zona oeste. Castelar, epicentro del extraño acontecimiento". Le pregunté a la nenita que estaba pasando y me di cuenta que sus ojos tenían una expresión de terror. Yo pensé -"No puedo tener tanta cara de depravado", pero no era mi cara lo que le asustaba. Alzó un bracito y señaló atrás mío. Era la rubia con cara de tres jugadores menos. Le pregunto -"¿y vos quien sos?", me responde -"Yo soy la radiación". -"A bueno!", pensé. -"Esta está re loca". -"¿Y que hacías en la YPF?" pregunté, y me dijo que había ido a comprar los caramelos que le faltaban en el tarro. En ese momento la nenita me dijo -"¡Matala!" y me tiró un honguito, un honguito gigantesco. Yo me lo comí y me sentí mas fuerte que nunca. Justo pasaba por ahí una tortuga y le salté encima. Se cagó muriendo, entonces la patié y se la di a la rubia, que cayó muerta en el piso. Yo pensé -"Esta es la mía", pero decidí finalmente dejarla ahí. Me acerqué a la nenita que me pegó un abrazo y me dijo -"¿Me invitas a tomar la leche a tu casa?" y sin dudarlo un segundo accedí a su propuesta. Entramos a mi casa y Lisa sorprendida me dijo -"¡Facu!" y después, resignada, susurro un -"Esta bien, hice lo que pude". Le dije que prepare una lechita caliente para mi nueva amiga y mientras ella la tomaba yo miraba el bigotito blanco que se le formaba. En ese momento pensé que había cosas que el dinero no puede comprar. Y ese día supe que había salvado al mundo de la radiación..
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