jueves, 18 de junio de 2009

Entrevista a Manuel Moretti

"Mi pertenencia era no pertenecer"
Detrás de una barba bicolor y un par de anteojos, sentado en un bar de La Plata una tarde de lluvia y frío, está Manuel Moretti, un juninense que ya pasó los 40 y suena a un adolescente rebelde en los discos de su banda, Estelares. "La gente conoce más las canciones que a mí", lanza una vez que pidió su trago y fuego para encender el primer cigarrillo de la charla. Y parece ser cierto: en algo más de una hora, nadie se acercó a saludarlo, aunque hayan advertido su presencia, pero todos girarían de repente si comenzara a tararear "hoy, es un día perfecto". El motivo de su visita a la capital bonaerense tuvo que ver con una de sus presentaciones como solista, que suele intercalar con los compromisos de la banda que completan Víctor Bertamoni en guitarras, Pablo Silvera en bajo y Carlos Sánchez en batería. Por estos días, cumplen sus primeros quince años de vida, y para festejarlo decidieron hacer un viajecito: "Una temporada en el amor", su reciente disco, es mucho más que un homenaje al amor, es el inicio de una etapa de construcción que Moretti emprendió hace unos años y a la que arrastró, sin demasiado esfuerzo, a sus compañeros y seguidores.
¿Cuándo te das cuenta que la banda da un salto? Fue con "Sistema Nervioso Central" (su anterior disco). Yo sabía cuando estaba componiendo "Ella dijo" que iba a ser una canción popular, entendido como el gusto que va desde tu abuela hasta vos. Sabía que iba a pasar eso, pero no sabía que íbamos a tener un disco con cuatro hits sonando todo el tiempo. Además, con la cantidad de shows y con la repercusión de las canciones. ¡Me manda saludos gente que no conozco!
¿Cómo responden los primeros seguidores al éxito? Algunos se enojan, te sienten que sos parte de ellos. Pero nuestro compromiso es escribir las mejores canciones que podamos cada año, cada mes…
¿Dónde surge la necesidad de hablar sobre lo que vos llamás el "menemato" en el disco? Para mí es una etapa de no pertenencia, mi pertenencia era no pertenecer, mucha tristeza, cosas que aún hoy sigo sintiendo. (Marcelo) Tinelli es un representante del menemato, del vaciado de sentido, de la idiotez. Pero no lo digo como milico aburrido, lo digo con el dolor del alma. El creció en función de la dinámica de la política menemista que es vaciar de sentido, engañar, mentir, robar y facilitar el vacío. Fue muy cruel. Yo trabajaba cuatro horas y ganaba dos lucas. Si eras un tipo inteligente podías decir "esta guita no es mía". Entonces la canción "Los 90" dice "en los ojos de esa niña sólo hay ilusión, en los ojos del mañana no sé si hay perdón", y ahora se nota que no hay perdón.
¿Podés escribir sobre las cosas que te movilizan en el mismo momento en que te pasan o tiene que pasar un tiempo? Hay mucha gente que escribe con el mecanismo catártico, pero cuando es un trabajo artístico es diferente. Te puede movilizar algo que te pasa en un momento, pero está cargado de un montón de reflexiones, de datos, pensamientos. No es que voy a escribir "hoy estoy triste", es otro trabajo a pesar de que pueda estarlo. Escribo sobre cosas que me pasan pero con el ejercicio de un oficio.
Crisis constructiva Cuando volvió la democracia, en 1983, Moretti, como elige llamarlo Fito Páez, con quien grabó "Autobuses" para "Una temporada en el amor", era un adolescente. "En toda la primera etapa alfonsinista, estábamos como iluminados, frescos, con un montón de ideas", recuerda 26 años después. Capital Federal, adonde se había trasladado desde su Junín natal, "era muy cultural" y ofrecía un abanico de propuestas, "todo lo contrario a los `90"
Eran épocas "de chifladura", según sus propias palabras, y de cambio. "Era un momento de pérdida, a la que me he dedicado siempre; a escribir sobre la carencia, la dificultad de encuentro, diferente a esta", explica entusiasmado un Moretti al que cuesta asociar con la voz juvenil de Estelares.
¿De qué se trata "Una temporada en el amor"? Es un disco que tiene que ver con una etapa mucho más constructiva de mi vida. Hace tres años fui papá ("Mil abejas" está dedicado a su hija Juana), hace seis o siete decidí empezar a entenderme, son cosas como muy personales. El título fue el primero que se me había ocurrido, "Una temporada en el amor" como decir "una temporada en Villa Gesell"; el amor como un lugar geográfico, como construcción.

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